viernes, 5 de octubre de 2012

CUENTO, JOSESITO Y SU AMIGO COCA


DESVENTURA PRIMERA.


                                   
                  
     Por allí andaban ese par de ""pajaros"", haciendo de las suyas, noche y día, adonde no había problemas Ellos lo inventaban, a veces se veían de un aspecto raro, era según la luz del alumbrado publico que los iluminaba filtrándose a través del vidrio de las ventanillas del viejo patrullero asentado en las calles laterales de Los Zorzales y Los Jilgueros, dos calles de la vieja y queridisima Gran Capital, ofrecíendo a los transeúntes una mezcla de colores, según el contraste y los reflejos que sobre Ellos se posaban;  allí se les podía observar bien según su tonalidad,  al Josesito, blanco tirando a teta,  medio pecoso, con algunas canas en su alargada  cabellera,  en cambio su amigo Coca, bien morochito,  casi carbonizado por el Dios Ra,  de un pelo renegrido y lacio, casi como diciendole  peloduro,  Josesito era alto,  ni flaco ni gordo, mas bien medianito,  Coca bajito y gordito, para lo único que se asemejaban en lo parecido era por el  trabajo,  Josesito era el Jefe, un oficial de la policía de medio rango, que obstentaba un par de estrellas en sus hombros, que habían sido ganadas con sumo esfuerzo y gran trabajo.  El Coca, suboficial, casi ya retirado, tenia mas tiras en el hombro que un traje de penado, a El solo le faltaba algunos meses y aun  tenia que llenar unos cuantos papeles mas, que le habían ordenado la ultima vez que anduvo por el ministerio, Coca, solo pensaba en realizar aquel viejo sueño que se había propuesto en su juventud, la de trabajar hasta los 45 años y retirarse con un buen sueldo de policía, pero la vida le dio algunas sorpresas, a medida que se acercaba a la edad estipulada se convencía que los tiempos económicos habían cambiado y de a poco se fue dando cuenta de que la realidad superaba a cualquier sueño de juventud, pero aun así,  El solo soñaba con el retiro, recibir alguna buena plata y hacer ese viaje a las playas del Brasil, al Camboriu, tal cual era lo que le había prometido a su amada esposa en su primer año de casados; aun guardaba en su mente esa imagen tierna del rostro de su amada esposa, que lo escuchaba ilusionadamente y con admiracion, cada vez que Coca le hablaba de las cosas que pensaba hacer con su vida y del futuro promisorio que El le podría brindar si Ella lo acompañaba en sus aventuras de vivir la vida a su manera, Coca soñaba con todas esas cosas, era muy soñador, a veces no se sabia si dormitaba junto al volante del patrullero o solo cerraba los ojos para soñar, en cambio Josesito, era un medio oficial, muy despierto, también era un gran soñador, y también era mas inteligente, obvió, por algo era el Jefe, sus sueños pasaban por un futuro mejor, quería darle una buena vida a su familia, educacion a sus hijos, tenia dos y aspiraba anotar al varón mayor en la escuela de oficiales de la policía local, -.-""hijo de tigre,  tiene a quien salir, "", se jactaba repitiendo esa frase casi todos los días, por los pasillos de las dependencias policíacas y sonaban mucho mas aun en los cansados oídos del pobre y adormecido acompañante Coca, que ya llevaba mas de 5 años junto a El.
    En todos esos años habían pasado muchas cosas juntos, mas de una vez habían intervenido en situaciones extremas de violencia familiares, otras de índole vecinal, pero las mas recordadas fueron las intervenciones contra los delincuentes y en varias ocasiones tuvieron enfrentamientos armados y de fuego cruzado. Pero de muchas, aun recuerdan aquella noche que les paso algo tonto, quizás los mas tonto de sus carreras y por lo cual tuvieron que pagar con castigo de principiantes por así decirlo.


       La noche se presentaba apacible con el cielo despejado y de un clima primaveral, Josesito y Coca, dormitaban en los asientos de aquel viejo patrullero que parecía formar parte del paisaje;  cabezeando de un  lado al otro, Coca emitía algún ronquido embravecedor, y de vez en cuando se acoplaba a los diminutos ruidos que procedían de la boca entreabierta de el Jefe, que de tanto en tanto abría los ojos como para espiar por si pasaba algo. La motorola la habían bajado al máximo y solo se escuchaban algunos murmullos del modulador, que difundía las novedades por la frecuencia policíaca, Josesito fue el primero en despertar, extendió se mano izquierda y con sus dedos manipuleo la perilla del volumen y comenzo a girarla hasta subirlo un poco mas, luego, giro su cabeza a la derecha, con su mano izquierda comenzo a rascarse el centro de la cabeza, jugando a ensortijarse los cabellos, tenia la mirada ida y fija sobre los vidrios de la ventanilla del móvil, se quedo en esa posición largo rato, y  de repente ve a un muchacho pasar corriendo apresuradamente por la vereda, este,  llego a la esquina doblo hacia la derecha y se perdió de vista, unos segundos después, dos muchachones mas, también corriendo en la misma dirección, parecían perseguirlo, también doblaron por la misma esquina y en mismo sentido que el muchacho anterior. Alarmado Josesito por los hechos, codeo varias veces a Coca, para despertarlo, y le dice:
    -- ¡Coca, despertate che, arranca, que están afanando!.---
    -- ¿Que, como, adonde?.-- le dice Coca, que a su vez enciende las luces del automovil y lo pone en marcha en forma apresurada.
    -- Adonde, Jefe--
    -- Pone la sirena, y dobla la esquina, a la derecha, dale.--
le dice apurado Josesito, mientras destrababa el arma reglamentaria y cargaba la recámara.
   -- ¡Pasame la escopeta, José.!-- le dice Coca, en un pedido ansioso por tener a "su hija" entre sus brazos, en referencia a esa pieza echa con cachas de madera de nogal y piezas de metal de hierro empavonado, "su hija", una norteamericana que tenia el poder de voltear a dos en linea, si así se lo exijiera.
   Al poner la móvil en movimiento, en segundos ganaron la esquina y pronto dieron con el dúo de muchachones que corrían en pos de alcanzar al primero, Josesito, les dio la voz de alto.
   --¡ Alto ahí, policía!--, los dos se detuvieron y levantaron las manos en señal de rendición,  Josesito,  no dejaba de apuntarles con la reglamentaria, al medio del pecho de uno de Ellos, Coca adelanto algún metro mas el móvil, subiéndolo a la vereda y cerrando el paso, piso freno, abrió la puerta rápidamente y cubriendo a su Jefe,  parapeto su arma sobre el capot apùntandoles sin cesar, y cubriendose con la caja del móvil. 
   -- ¡Manos en la nuca, de rodillas,contra la pared! ,  vamos, rápido, muevanse, -- Les indicaba Josesito a los dos muchachos, a la vez que Coca salia de apoyo, y con las manos en "su hija", no dejaba de apuntarles, comenzo a caminar el dirección a Ellos y se paro a  una distancia razonable que le permitiera proteger a su Jefe y tener vigilados a los dos muchachos.    
      --Coca, cuidalos vos, que Yo voy a avisar por radio.---
      --Si Jefe, Yo los mantengo a raya, de acá no se mueve nadie, entendieron, par de cacos.-
    Josesito, modulaba frente a la radio, detallando el procedimiento y dando aviso que volvian a la comisaria con 2 supuestos malhechores.
    --- Bueno, vamos los dos caminen al patrullero-- decia Coca, quien previamente los habia esposado.
    Una vez que subieron a los dos muchachos, Coca dio la vuelta al movil y se sento al volante y la orden del Jefe, procedio a dar marcha con destino a la seccional.
    Llegaron a la seccional, Josesito bajo primero y se presento al jefe de guardia, reportando el hecho, mientras daba explicaciones del caso, Coca acompañaba a los dos muchachos que quedaron demorados a la espera de la declaracion ante el jefe de guardia. Coca, se había encontrado con algunos amigos y se pusieron a recordar viejos tiempos y hablar de la familia, ponía sus dos manos dentro del cinturón mientras hablaba y hacia gala de se enorme panza que sobresalia de la campera haciendo que esta se viera entreabierta y como de unos talles menos mientras reía con sus amigos. Al cabo de un rato largo, durante el cual Josesito aprovecho para tomar unos mates apoyado en el mostrador de entrada junto al oficial de turno, con quien aprovecharon por un largo rato para hablar amenamente.
     Luego de prestar declaración ambos muchachos, se le escucha decir al jefe de guardia, " Bueno, a ver si se van rápidamente de acá, antes de que me arrepienta, y no los quiero ver mas por acá, entendido", a lo que los dos repondieron "si señor" y saludando a todos, emprendieron la salida rapidamente.
    El oficial superior a cargo, llamo  a Josesito y el Coca y les dijo" Ustedes dos son una pareja de inútiles, tantos años de policias y no saben todavia que deben traer pruebas, evidencias, testigos, aunque sea uno, par de estupidos, acaso no saben como zafan estos pibes de hoy en dia", a la vez que se apreciaba un ceñido apretujar de cejas en su firme rostro con una mirada mas que elocuente y fastidiante por momentos, Josesito y el Coca, balbuceando un poco,  le respondieron que ellos habían hecho bien las cosas, y que lo habían hecho  por prevencion, a lo que el oficial clavo sus ojos sobre ellos y dijo " lean la declaración de los dos muchachos", tomaron papel en mano y empezaron a leer, los dos muchachos habían declarado, " Vino un ladrón y nos robo el dinero, los documentos, el celular, y salio corriendo para la esquina, los dos nos lanzamos a perseguirlo, cuando dimos vuelta la esquina a la media cuadra se nos cruzo un patrullero, nos dio la voz de alto y nos entregamos, no nos dejaron explicarles nada y nos trajeron acá, eso es todo ".
    Palabras mas, palabras menos, el oficial superior dio la orden que por 60 días tenían como destino, " dirigir el transito"  con asentamiento en las esquinas del el Boyero y el Hornero de la gran capital.
    Así pasaron esos días, Josesito y su amigo el Coca, levantando infracciones y cuando el semáforo no funcionaba, salían a dirigir el transito,
    Y ahí estaban ese par de "pajaros", trabajando y quedaron a la espera de nuevas ordenes de la jefatura central.

                                           FIN

Estimado lector, hasta la próxima y muchas gracias.
     

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