viernes, 30 de mayo de 2014

CUENTO: EL DOCTOR Y SU PACIENTE. PARTE 5. FINAL

CUENTO: EL DOCTOR Y SU PACIENTE. PARTE 5. FINAL


                                                    Autor: Jorge Godoy



        De la puerta surgió una nube blanca, una nube del bien y se puso al lado de la nube negra, la nube del mal, desafiandola, increpandola y de ella salio un ángel y le hablo con una voz potente, fuerte, al Doctor Pedro P., de mientras, en seguida, rápida y veloz, la maldita nube negra  gritabale rotundamente, mandadole, ordenándole,  que no la escuche y que no se distraiga y que prosiga con la operación. Nadie de los allí presentes, que estaban en vilo, pudo escuchar nada, tampoco ver nada. Solo el Doctor Pedro P., veía y escuchaba confundido, al diablo y al ángel juntos, que le hablaban y también se hablaban, se insultaban, peleaban fuertemente entre si. 
        Al final, el diablo encimo su mano sobre la del doctor, queriéndola empujar hacia abajo, pero, el ángel puso su mano debajo del brazo del Doctor y la detuvo, entonces el Doctor Pedro P., reacciono, comprendio todo de un solo momento y el elemento filoso y cortante, fue adonde correspondía y corto por donde debía cortar. Todos respiraron, todos salieron de ese inesperado asombro, y la nube negra, se vio vencida y derrotada, se fue, se retiro, desapareció, al fin.  Y así, solo el ángel quedo presente frente el y le hablo al Doctor Pedro P., diciéndole: " Haz podido vencer a la tentacion, haz enfrentado al mismísimo mal y eres digno del bien, haz podido vencer a tu propio miedo, te haz librado de tu perseguidor, te haz enfrentado a Luzbel, por eso eres doblemente digno de merecer y vivir en el bien" .
       La operación finalizo exitosamente, todos lo felicitaron.  Un amigo, otro Doctor, que estaba allí presente, le dijo: " Pensé en algún momento que usted se estaba por equivocar y que podía morir el paciente".  No obstante, el Doctor Pedro P. pregunto rápido y desesperado a todos los que estaban allí,  todavía algo mareado y confundido: "¿No han visto nada raro por aquí, algo así como una nube negra y otra  nube blanca?" . Nadie había visto nada, repondieron.   
        Al final,  el paciente, después de un tiempo se recupero. Su mujer, Clara C.,  había estado presente en el hospital, había ido a conocer el resultado y luego sin hacerse notar, se marcho.  

        Pasaron algunos meses, y nada se supo del paciente, algunos dijeron que se había ido a vivir lejos, a un lugar retirado de la ciudad por recomendación de los médicos.  Fue así que, un día cualquiera, mas adelante en el tiempo, apareció. El paciente vino a agradecer al Doctor Pedro P., sabia muy bien, reconocía, quien era, entonces,  lleno de vergüenza le agradeció por todo. Luego, fue a ver a la mujer, a Clara C,  y le dijo arrepentido,  que ya no deseaba, que no quería, verla mas, le dijo que estaba agradecido al Doctor Pedro P.,  que gracia a el, tenia vida y que ya no podía, ni debía tener nada mas que ver con ella. Que no correspondía. Entonces, la dejo, se despidió, se marcho, se fue, para siempre,  a vivir tan lejos como pudo. 
      Fue así que ella nunca mas supo nada mas de el. Eso hizo que obligadamente retomara nuevamente su vida junto al doctor Pedro P., comprendiera, razonara, entendiera. Y renovada, atizada, entusiasmada, muy de a poco, de a poquito, lentamente,  su vida se propuso recomponer y  acordaron irse a vivir lejos también. Se fueron a vivir al interior, cerca del campo, adonde abundaba la paz, sobraba el tiempo y la tranquilidad.
      La maldita nube negra no volvió a aparecer por los caminos del doctor Pedro P.,  y en la esperada  partida, en la ansiada mudanza, de repente, apareció la nube blanca, y de ella otra vez, volvió a salir un ángel, que le hablo y dijo: " Sea usted feliz Doctor Pedro P., con su esposa. Dios, me ha mandado a decir que lo protegerá toda su vida.
 
 
 
 

                                                FIN
 
 

Estimado Lector, muchas gracias y sera hasta la próxima entrada.

jueves, 1 de mayo de 2014

CUENTO: EL DOCTOR Y SU PACIENTE. PARTE 4

CUENTO EL DOCTOR Y SU PACIENTE.


                              PARTE 4


                                                                            Autor: Jorge Godoy




     Pasaron 6 meses y el Doctor Pedro P. volvió a retomar las practicas quirúrgicas, ya no había mas excusas, después de todo, el era un Doctor y se debía a su trabajo, por sobre todas las cosas. Miraba con sorpresa la lista de pacientes para operación, y encontró lo desagradable, lo que no deseaba, lo que no quería.
   
     El primer paciente que debía operar era nada menos que el señor, el enemigo, el que se ocupo de amargarle los últimos tiempos. Esos últimos tiempos que pensaba en vivirlos feliz, con amor y alegrías. Un tiempo pensado únicamente para reconciliarse con su amor, el amor de su vida, su querida y adoraba mujer, Clara C.

     Otro Doctor podría hacer la operación,  si así el lo quería, pero no, decidió hacerla el. Era su gran desafío, el odio, el rencor, la ira, no debían, no podían, ganarle en esta lucha. La medicina era su vida, su gran vocación, un anhelo dedicado día a día nostalgiosamente a sus padres. Una deuda impagable con la sociedad. Algo que le nació en el mismo momento de prestar juramento, y que todavía, aunque el doloroso destino tratara de torcer el camino correcto, el defendía,  con profunda hidalguía, sobrado coraje, y entera valentía.

      Por la mañana de ese tal, programado, anunciado día, otra vez la nube negra se le apareció sobre su persona, camino al hospital. Corrió asustado entrando al hospital para librarse, para esconderse de ella. Ya en el quirófano, la operación de riesgo, de vida o de muerte, estaba por iniciarse. El, debía salvar la vida, era lo mas importante, una vida, nada menos que una vida, era lo mas importante que otra cosa. La operación se llevaba a cabo de manera normal, un par de médicos, cerca, aprendían, observaban, auditaban. Cinco asistentes, entre auxiliares, ayudantes, técnicos, admiraban la maestría de sus practicas manos y de su particular temple tenaz.

      La nube negra entro al quirófano, de ella salieron dos ojos, dos manos y una boca, que le hablaban al Doctor Pedro P., mientras operaba, recordándole que tal paciente era tal y que le había ocasionado la amargura, el dolor mas grande de su vida y que el debía en ese momento vengarse. Se hizo preso del poder de la maldita nube negra y empuñando con fuerza, decidido, el bisturí, quería cortar una vena principal, ante la mirada extraña, estupefacta, sorprendida, aterrada, de todos los presentes, que no salían de su asombro. El corte le ocasionaría al paciente, la muerte inmediata, segura e irreversible.

      Nadie lo podía creer, el Doctor Pedro P., estaba por matar al paciente. Sus ojos, parecían no ser sus ojos, sus manos, parecían no ser sus manos, su cara, parecía no ser su cara. Esa maldita nube negra que solo el, veía, seguía allí dándole ordenes, que solo el, escuchaba, que solo el, obedecía.


                           
                                                Fin de la parte 4



Estimados Lectores, muchas gracias y hasta la próxima entrada.