sábado, 8 de agosto de 2015

CUENTO. MI MADRE ALCOHOLICA . PARTE 4

      CUENTO: MI MADRE ALCOHÓLICA
                    (PARTE 4)



                                                                                       De: Jorge Godo y
ver parte 3

             Cuando María se decidido ya era tarde para escuchar todas esas explicaciones que Juan podría darle. María lo tenia decidido de antemano, lo había planeado en aquellas noches largas, en las que se sentía vacía, en esas noches llenas de insatisfacciones tratándose de dormir, entre las camas de aquel humilde dormitorio, en esas tierras de aquellos campos de las pampas generosas que le ofrecieron todo, todo para que ella se restableciera de su adicción, para que dejara de sufrir aquella despiadada retracción, degenerada al extremo, empedernida, a consecuencia de la perdida natural de su madre, pero que a los ojos de ella, lo trataba aun todavía como a un hecho no consumado. 

         Era como una piedra que se cruzaba en su camino, puesta a propósito con la cual debía tropezarse los fines de semana infaltablemente, como una eterna obligación, como un ritual inaplazable, como su deber sacro, que debía sin falta llevarse a cabo solamente allá en la tumba de aquel cementerio. 

          Y al volver, María vuelve a su casa, de donde pensaba, que nunca debía haber dejado. Porque era la suya, la heredada, su lugar en el mundo, adonde entre otras cosas importantes había convivido con su madre y en cada rincón adonde ella dirigía su mirada, ahí ella podía ver la  imagen aunque imperfecta, deslucida y vaga, la acompañaba, hablándole, dándole consejos, ordenes y ella sumisa, escuchándola,  aunque ella sabia que nada de eso tenia que ver con la realidad del mundo que la rodeaba, pero era, su realidad, la que no quería perder, la que no debía permitir que nadie  perturbara, aunque se tratara de alguien muy especial, y que ese alguien fuera el que la había tratado de ayudar y aunque ese alguien fuera el mismísimo Juan. 

         Sintió vergüenza, pero debía volver a pedir nuevamente el trabajo que hacia, de domestica, en aquella casa adonde la querían tanto y muy a pesar que ella no estaba al tanto de que ellos sabían de su enfermedad, ella lo ignoraba, creía que la entrega diaria a su adicción le era privada, de haberlo sabido quizás nunca hubiera vuelto a la casa de sus patrones, a pedir como ahora, nuevamente su trabajo.

         Mientras tanto Juan quedo dolorido allá en su lugar, su campo, su escuela, la pampa. Pero sabia por conocimientos adquiridos que las personas alcohólicas nunca dejan de serlo, que cualquier oportunidad es propicia para volver a beber, cualquier excusa es valedera para justificarse, también la de poner como irremediable excusa, extrañar a su madre, aunque su madre ya este muerta.

          Ayudarla era suficiente motivo, para que Juan retornara. Y el volvió, volvió con la esperanza de que fuera como la primera vez, cuando se  deslumbro con ella, para justificarse también el con algún motivo mas que valedero, tal vez para emparentarse en adiciones, o tal vez para demostrarle que el alcohol embriaga a las personas, las marea, las transforma, las maneja, las vuelve torpes, tal cual como lo hacia el amor ahora con el.

           Comenzo a visitarla a su casa con mas regularidad, mientras ella seguía trabajando en la antigua casa adonde las cosas empezaron a ir un poco mal. Los dueños hablaron con Juan un día, cansados, porque María faltaba, faltaba al trabajo , algunos días, cada vez con mas regularidad. Los patrones no estaban conformes con ella, ella, no estaba haciendo bien sus tareas, las hacia con desgano. Juan todavía no sospechaba porque faltaba María. Lo cierto era que ella los días que no acudía a sus tareas, iba hasta el cementerio , a la tumba de su madre, a hablar con ella, a permanecer ahí, sentada, solitaria. 

            Juan queriéndola comprender se acerca un día sin que ella lo sepa, hasta el cementerio y allí la encuentra, trata de convencerla de que su madre no esta mas, que ya no vive, que ya no habla. Sin embargo, ella no lo escucha, sigue en su mundo, en ese mundo que la transforma cuando el alcohol la domina. Y ultima mente el alcohol la estaba manejando demasiado. 

           Solo a Juan le queda un camino para ayudarla. Entrar en el mundo de ella, acompañarla y ver desde ese lugar como ayudar y como ayudar a su corazón. La tarea le era difícil, entrar el el mundo del alcohol, acompañarla a beber, no estaba en sus planes, pero por amor el seria capaz de hacerlo.
          

                                             Fin de la parte 4


Estimado Lector , muchas gracias y hasta la próxima entrada