jueves, 1 de mayo de 2014

CUENTO: EL DOCTOR Y SU PACIENTE. PARTE 4

CUENTO EL DOCTOR Y SU PACIENTE.


                              PARTE 4


                                                                            Autor: Jorge Godoy




     Pasaron 6 meses y el Doctor Pedro P. volvió a retomar las practicas quirúrgicas, ya no había mas excusas, después de todo, el era un Doctor y se debía a su trabajo, por sobre todas las cosas. Miraba con sorpresa la lista de pacientes para operación, y encontró lo desagradable, lo que no deseaba, lo que no quería.
   
     El primer paciente que debía operar era nada menos que el señor, el enemigo, el que se ocupo de amargarle los últimos tiempos. Esos últimos tiempos que pensaba en vivirlos feliz, con amor y alegrías. Un tiempo pensado únicamente para reconciliarse con su amor, el amor de su vida, su querida y adoraba mujer, Clara C.

     Otro Doctor podría hacer la operación,  si así el lo quería, pero no, decidió hacerla el. Era su gran desafío, el odio, el rencor, la ira, no debían, no podían, ganarle en esta lucha. La medicina era su vida, su gran vocación, un anhelo dedicado día a día nostalgiosamente a sus padres. Una deuda impagable con la sociedad. Algo que le nació en el mismo momento de prestar juramento, y que todavía, aunque el doloroso destino tratara de torcer el camino correcto, el defendía,  con profunda hidalguía, sobrado coraje, y entera valentía.

      Por la mañana de ese tal, programado, anunciado día, otra vez la nube negra se le apareció sobre su persona, camino al hospital. Corrió asustado entrando al hospital para librarse, para esconderse de ella. Ya en el quirófano, la operación de riesgo, de vida o de muerte, estaba por iniciarse. El, debía salvar la vida, era lo mas importante, una vida, nada menos que una vida, era lo mas importante que otra cosa. La operación se llevaba a cabo de manera normal, un par de médicos, cerca, aprendían, observaban, auditaban. Cinco asistentes, entre auxiliares, ayudantes, técnicos, admiraban la maestría de sus practicas manos y de su particular temple tenaz.

      La nube negra entro al quirófano, de ella salieron dos ojos, dos manos y una boca, que le hablaban al Doctor Pedro P., mientras operaba, recordándole que tal paciente era tal y que le había ocasionado la amargura, el dolor mas grande de su vida y que el debía en ese momento vengarse. Se hizo preso del poder de la maldita nube negra y empuñando con fuerza, decidido, el bisturí, quería cortar una vena principal, ante la mirada extraña, estupefacta, sorprendida, aterrada, de todos los presentes, que no salían de su asombro. El corte le ocasionaría al paciente, la muerte inmediata, segura e irreversible.

      Nadie lo podía creer, el Doctor Pedro P., estaba por matar al paciente. Sus ojos, parecían no ser sus ojos, sus manos, parecían no ser sus manos, su cara, parecía no ser su cara. Esa maldita nube negra que solo el, veía, seguía allí dándole ordenes, que solo el, escuchaba, que solo el, obedecía.


                           
                                                Fin de la parte 4



Estimados Lectores, muchas gracias y hasta la próxima entrada.










 

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