martes, 29 de diciembre de 2015

CUENTO:MI MADRE ALCOHOLICA.PARTE 7

 CUENTO:MI MADRE ALCOHÓLICA

                     (PARTE 7)

  ver parte 6                               De: Jorge Godoy
  
     Reconocer que la gente tiene su propio destino y que hay que dejar que este se cumpla, suena como a sumirse en una derrota. Querer cambiar las cosas suena mas atrevido y hasta mas interesante. Según se tenga cierta filosofía para comprender, sera esa seguramente la condición para sentirse culpable o inocente.
     No por mucho estudiar, muchos aprenden mas, sobretodo de la vida. La vida es un constante caminar, en donde el ajetreo hace cambiar a cada movimiento, de opinión, de parecer y hasta de conducta. Maria, sabia de esto mucho mas que Juan, Juan era mas académico, mas sentimental, se solidarizaba de inmediato por la solución de causas injustas, sobretodo con las de aquellos que siempre lo impresionaron, los pobres. De ellos el había aprendido que nacer sin regalos de parte de Dios, significaba morir de angustia, sobretodo, esperando por un mañana mejor. Aprendió también que ciertas contradicciones naturales, como nacer en lugares inhóspitos, hacían también que los hombres no pudieran desarrollarse en su máxima expresión. Y,  que todo ser humano se desarrolla mucho mas si alguien lo ayuda antes de nacer, o al menos vive mejor aquel que durante la infancia tiene la suerte de contar con el apoyo de un buen padrino. El había dedicado parte de su vida a ser ese tipo de persona, un buen padrino, de los que ayudan sobretodo económicamente a que los chicos no coman tan espaciado, a que el hambre del hogar no se sintiera tanto cuando estos estaban fuera del, y que el techo y la cama caliente, les faltara menos en sus vidas. En su escuela de campo enseñaba a tener algo por que vivir, a sobrevivir si fuera necesario con la esperanza de que mas allá del inmenso horizonte algún día pudieran encontrar un buen destino. Una vocación, un buen trabajo, algo que contribuyera a dejar para los recuerdos, la indiferencia de un mundo que siempre miraba con buenos ojos solamente a los mas dotados.
      Pero, Juan no sabia nada de personas adultas, ya formadas, las que habían pasado por tantas injusticias y tenían incorporadas adentro de sus almas como una cultura,  los odios, los rencores, que se transformarían  en maldades o debilidades según el caso, obedeciendo a reglas prefijadas de acuerdo a sus vivencias y a las que se sentían sujetos, inmovilizados y a las cuales de hacia mucho tiempo ya, se habían rendido por falta de fuerzas, y de voluntad.
      Juan, había pasado tres largos meses junto a Maria, aprendió a convivir junto a una persona que indefectiblemente todas las noches antes de ir a dormir en su camita, encendía una velita en un altar precario hecho sobre una mesita modesta adonde no faltaba la foto pequeña de su madre fallecida. Juan la la escuchaba hablar en voz baja, pero audible, desde la otra habitación, en donde dormía tendido sobre un sofá largo. No pudo evitar levantarse a mirarla mas de una noche, y la compasión se apoderaba de el, pero no le daba fuerzas suficientes para que al otro día por la mañana pudiera interrogarla. Así pasaron varias mañanas hasta que un día convencido de que era totalmente necesario, logro sacarle conversación sobre el tema y ella le afirmo que no hablaba sola, que su madre estaba allí presente, que la escuchaba y que le contestaba a todas sus preguntas, que su madre no tenia una forma física sino que ella se presentaba delante de sus ojos en una forma fantasmal, vestida con un vestido blanco, largo, que llegaba hasta el piso.  
      ---Nunca le pude ver los pies a mi madre, veía su rostro, su cuello, su escote, sus brazos, sus manos, pero los pies nunca, durante todas las noches de mi vida se los pude ver.
        

                                                Fin de la parte 7



Estimado Lector, muchas gracias y sera hasta la proxima entrada.
     
      
      
                                        

lunes, 7 de diciembre de 2015

TENTACION: (reflexion)

  TENTACIÓN 


 (REFLEXIÓN)



                                              Por Jorge Godoy



      Aquel ser humano, que pueda decir que puede vencer a la tentación, solo lo dirá y lo hará circunstancialmente      
                        

      Y mas tarde o mas temprano como las olas del mar se irán pero ellas volverán nuevamente.  

            
      Porque es natural que todo lo que se va, vuelva, y el ser humano que es un ser natural, nunca jamas podrá escapar a esa imposición divina y eterna que lo obliga a cumplir con la ley.                         


                                                          fin.





Estimado Lector, gracias y hasta la proxima entrada.



      

     

viernes, 20 de noviembre de 2015

CUENTO:MI MADRE ALCOHÓLICA. PARTE 6

 CUENTO: MI MADRE ALCOHÓLICA.                            PARTE 6

                                             De: Jorge Godoy

       ver la parte 5


      Maria no comprendió que Juan estaba para ayudarla, mas bien, pensaba que Juan la abandonaría al cabo de un corto tiempo,  tan pronto como descubriera que dentro de el, había una persona decente y trabajadora. Las personas con esa condición, no pueden compartir demasiado tiempo al lado de otras personas que viven en total estado de dejadez. 
     Por los pensamientos de Maria empezaron a correr sentimientos de verdadera lastima hacia Juan, nunca pudo concebir que un hombre de tanta capacidad intelectual, un hombre que se movía a diario entre gente de esferas sociales económicamente acomodadas, un ser solidario por naturaleza capacitado para llevar adelante nada menos que una escuela rural, adonde por lo general concurren chicos con profundos problemas de aprendizaje, y que muchos de ellos son la consecuencia de las miserias de una vida difícil que desgraciadamente sufren los que son muy pobres, por lo general viven aislados en partes alejadas de los campos; en donde casi siempre se delega la contención emocional, a los maestros.

     Maria lucia aspecto afeado y desagradable, rodeada y perseguida durante las noches por olores característicos que saben emanar de la piel en aquellos que son alcohólicos. Los deterioros físicos se habían establecido con fuerza durante el transcurso de su andar cotidiano; signos particulares que suelen frecuentar a las personas que padecen esta horrible enfermedad. 
     Se preguntaba como podía un caballero como Juan, entonces, poner un ojo sobre ella. ¿Que podía realmente interesarle de aquel aspecto exterior? Y se desgranaba la cabeza por la incertidumbre interna que le preguntaba a cada momento: ¿Existirá la belleza interior? Era la única razón por la cual imaginaba que Juan se había acercado a ella. No conocía señal de alguna otra cosa por la cual el era empujado a ayudarla tanto. 

     Maria no fue tan experimentada en su vida social. Solo había vivido con su madre, trabajando de sirvienta en dos o tres lugares de la ciudad, nada especial. Amigos, apenas solo tuvo algunos pasajeros en su juventud. Tuvo mas amigos últimamente, con eso de andar cirujeando por las noches para conseguir algo para comer, que en toda su vida. 
     De caminos monótonos, simples, acompañada siempre de su madre, compartiendo las ideas de ella, las preocupaciones, los gustos, hasta los puntos de vista; los que asimilo para ella como si fuera un legado, una herencia moral, que no debía dejar de cumplir, a pesar de los años que habían pasado desde que ella se murió. Maria no se permitía dejar de respetarla y hacia casi todo lo que ella desde el mas allá, le aconsejaba, en largas conversaciones nocturnas, alcohol de por medio, que tenían en una de las habitaciones de su casa, o también  cuando acudía desolada en su auxilio, para escuchar consejos, mientras cambiaba el agua de los floreros, en donde sin falta un rato después colocaba como siempre, flores nuevas.

      Juan, de a poco, comenzó a ayudarla con ese ritual, se ocupo personalmente de cambiar aguas y flores, asistiendola. El, debía experimentar tal situación, debía saber porque ella seguía aferrada a su madre. Paso a ser de un simple observador, a compañero de ella. A escuchar como Maria hablaba, preguntaba y luego esperaba las respuestas, para volver a preguntar una vez mas, y así continuaba toda la tarde, permaneciendo sentados los dos en el banco de cemento, frente a la tumba.  

       De esta manera Juan logro entrar un poco mas en su vida, compartiendo. Ahora le tocaba algo mas difícil, compartir el trabajo de la calle.
       Salieron pasada la tardecita, empujando el carrito de supermercado que le habían regalado. Los dos iban  empujándolo, cada uno con una mano, cooperando, como lo saben hacer las buenas familias, que cuando el hambre apremia se unen mucho mas para combatirlo. 
       Tomaron un recorrido que ella consideraba habitual, uno fructífero. En la primera hora de experiencia, Juan, noto que ella iba al trabajo con alegría, entusiasmada. Se pregunto una y otra vez, si ese tipo de trabajo le podía gustar a alguna persona.
        
       Cuando llegaron al primer objetivo, un supermercado chino que había dejado una montaña de cajas vacías para que alguien las llevara, en la vereda, todavía no había caído la tarde y en el camino, eso le llamo la atención, no encontraron a otros competidores. Con admirable maestría y con las manos, ella le enseñaba a Juan a desarmar las cajas, a aplastarlas con el pie para que ocuparan menos espacio dentro del carrito. Apenas unos minutos después iban camino al siguiente objetivo, a unas tres cuadras de la esquina, doblando a la derecha. Allí los esperaba una zapateria, que para esa hora, todos los días descartaba una cantidad de cajas considerable. La recolección duro apenas unas cuatro horas, ya con el carrito atestado de cartones, solo entonces, Maria se sintió satisfecha y,  le dio indicaciones a Juan de que ya debían volver. Mañana por la mañana irían a vender todo lo que hoy habían recolectado.


        A su casa llegaron a eso de las once de la noche, no sin antes, pasar por el kiosco y comprar cuatro botellas de vino que Maria pidió a cuenta de lo que le pagarían mañana por la venta del cartón, el kiosquero, que la conocía, sabia muy bien que ella le pagaría. En la esquina, en una improvisada parrilla callejera y ambulante, compraron dos choripanes a muy bajo precio. Con todo eso marcharon a casa. A Juan, en principio, le resulto una situación bastante incomoda, a esa hora, en su vida normal, el ya estaba durmiendo. Pero, debía seguir simulando para ingresar en el mundo de ella, solo para ayudarla. 
      Cualquiera diría que El se equivocaba, que ese no era un buen camino para ayudar a una enferma. Pero cada cristiano tiene sus pensamientos y el de Juan era tal, que se juraba a si mismo, con mucha fe que triunfaría. Seres sanos y mentados, considerarían a esta altura que Juan procedía como un demente. 
     El que alguna vez amo, sabe que el amor tiene cosas inexplicables, y algunos actúan de tal manera que todos los demás siempre lo ven a uno como a un tipo raro. 
     
     Solo había dos caminos, ganar o perder. El eligió el de ganar, lo malo era que todavía no podía hablar con mucha seguridad de resultados, pero si hubiera consultado con cualquier medico, todos le hubieran dicho lo mismo: Que nadie puede ayudar a una persona alcohólica, dándole mas alcohol. Quizás Juan estaba mas loco que ella, y si en vez de que fuera alcohólica Maria fuera una persona golpeada, quizás también el se dejaría pegar, solo para sentir que sensación dejan los golpes en las personas.

       La noche paso entre las cuatro botellas de vino, los dos chori panes y, conversaciones referentes al trabajo y algunas otras cosas sin demasiada importancia. La estrategia consistía en seguir aprendiendo del mal, adentrarse en el para combatirlo lo mejor posible. Cualquier ser humano ya hubiera empezado a sentir un poco de miedo, miedo de que el mal lo superara y luego lo absorbiera para siempre y no le dejara lugar para que escapara. Cosa común en el mal, pero es lo que durante miles de años le dio los mejores resultados. 
       Pero, Juan era consciente, tenia mucho amor por Maria y demasiado amor por si mismo, y contaba con que si alguna vez se pudiera ver doblegado, rogaba a Dios, que no se dejara vencer tan fácilmente.


                                             Fin de la parte  6
      
     



Estimado Lector, muchas gracias y hasta la próxima entrada.     

miércoles, 16 de septiembre de 2015

CUENTO: MI MADRE ALCOHÓLICA . PARTE 5

 CUENTO: MI MADRE ALCOHÓLICA.  
                           
                                      (PARTE  5)

                                                          De: Jorge Godoy
ver la parte 4

        La familia que empleaba a María, no vio con buenos ojos todo lo que a ella le estaba pasando últimamente, si bien sabían de antemano sobre su enfermedad, siempre estuvieron predispuestos a ayudarla, pero el limite de la paciencia pronto, muy pronto, les llegaría a su fin. 

       De las ultimas tres semanas María solo había ido a trabajar la mitad de los días, el resto, ella argumento haber tenido fuertes dolores de cabeza. Preocupados por su salud,  la obligaron a presentarse ante un medico,  que para su desgracia le diagnostico que estaba apta para el trabajo y ordeno el alta de inmediato. Eso la obligaba a presentarse a trabajar, a continuar normalmente con sus tareas. Pero, todo quedo desde ese momento, bajo cierta vigilancia, la confianza de sus patrones se fue diluyendo de a apoco, como de a poco se le iba destruyendo la vida a ella bajo los efectos del alcohol. De ahora en adelante debería trabajar mejor y demostrar mas eficiencia, así como lo supo hacer antes, antes de que se fuera con Juan, a trabajar allá en el campo.

        Ella nunca lo hubiera creído, tampoco Juan, pero, algunas semanas, tan solo, la separaban de la tremenda depresión que le ocasionaría la perdida del trabajo. Los patrones hablaron antes con Juan para explicarle, para excusarse. Argumentaron que se les había agotado la paciencia de luchar contra el desgano; aseguraron,  que eso fue lo primero que se había apoderado de ella. Que mas luego llego la desatención por sus tareas habituales y después,  las faltas reiteradas al trabajo, sin avisar, sin pedir permiso. Terminaron tildándola de negligente ante la cara de sorpresa y de resignación del pobre Juan, quien inútilmente rogó para que echaran un manto de piedad sobre María. 

     A Juan todavía le faltaba comprender que la gente cambia, que cambia de parecer, que cambia de opinión, que cambia de idea, así como cuando se cambian la forma de vestir a cada rato, por cierto nerviosismo, por cierta inseguridad, yendo y viniendo adelante de un espejo, calculando y recalculando sus apariencias varias veces y las veces que fuera necesario, todo para ver de que forma pueden aparentar mejor, para sobresalir en la forma mas elegante cuando tienen que asistir a esas reuniones adonde son invitados nada menos que,  por lo mas distinguido de la aristocracia. 

        Debía aprender Juan todavía que los ruegos solo se hacen mas efectivos ante las personas piadosas, y los patrones de María solo habían alcanzado esa cierta edad en la vida adonde aun todavía seguían transitando como simples seres humanos, que se dejaban llevar fácilmente por esos, los cotidianos enojos, los que casi siempre son pasajeros, y que los confundieron creyéndose estar ante un abismo, y por lo cual tenían que decidir, categóricamente, rápidamente, para no caer dando un paso mas hacia adelante. 

        No fue toda una sorpresa, claro que no, pero la pobre María al poco tiempo se quedo sin su trabajo, y Juan se sintió culpable de casi todo, de haberla sacado de ahí, de haberla llevado a trabajar al campo, por eso debía ayudarla ahora mucho mas que nunca, y resolver primero, sobre todas las cosas, como y de que forma María debía dejar de tomar.  Y como si esto fuera poca cosa, se le agregaba el problema de ayudarla a conseguir un nuevo trabajo. 
       Anduvieron errantes por un tiempo, como les pasa a la mayoría, un poco por el impacto psicológico y otro poco por la desazón que ocasiona siempre la perdida de un trabajo. Encima, el tiempo pareció encolerizarse con ellos y un mes sin novedades,  paso volando. Juan imperiosamente debía volver al campo, a su trabajo,  así se lo requerían; aparte,  era la única manera eficaz que tenia de traerle una ayuda económica, una vez cada quince días, cuando el se venia a la ciudad y compartía un par de días con ella. 

         Juan angustiado viendo a María que no salia de su situación, solicito un permiso especial, se lo concedieron, dejo a cargo la escuela, la granja, los campos, a sus colaboradores. Durante todo ese tiempo que vendría a la ciudad para acompañarla, pensaba emplearlo para ayudarla en lo que fuera necesario. Pero al llegar, se encontró con la novedad de que María por la falta de trabajo, de ingresos, había empezado a mendigar por las calles, despreocupándose por su vestimenta y por su aseo personal. 
         De mendiga, primero, ella no consiguió 
obtener dinero suficiente para su sustento, entonces, después, salio decidida a juntar cartones con un pequeño carrito que en un supermercado por caridad le habían regalado. Al verla en ese estado Juan no pudo evitar entristecerse. Pero el sabia que bajando los brazos no conseguiría ningún resultado, debía ayudarla como fuera, mas todavía, cuando se entero que el dinero que el le había dejado no le había servido de mucho, los ladrones y los viejos conocidos,  la acecharon, la despojaron,  en mas de una ocasión,  de lo que Juan le había dejado. 

         Se disponía el entonces mas decidido que nunca a convivir con ella, a cuidarla mas de cerca, a vigilar para ella y a medida que podía, a ayudarla. María acepto esa ayuda, como aquellas personas que por amargas situaciones que atraviesan en la vida, aceptan todo con cierta desconfianza. Para Juan era una tarea difícil, pero loable a la vez por su característica. Debía renunciar nada menos que por un tiempo a sus amorosas pretensiones, esas que hasta ahora le habían suministrado las fuerzas extraordinarias. Debía dejar de lado muy dificultosamente sus anhelos, sus pretensiones y una buena parte de su pasión. 
        Era una tarea difícil la que le esperaba a Juan, debía hacerlo simplemente como un amigo, como aquel amigo que se brinda totalmente por otro amigo y desde esa óptica, debía estudiar, observar, encontrar la forma con la que ella abandonaría al menos esa vida de ciruja, y mas luego velar por ella para que pudiera abandonar su condición de alcohólica y la tarea mas difícil de todas, la que significaba convencerla que todo en la vida no se le solucionaría con solo ir,  como iba siempre, los sábados a ver, a charlar, a pedirle consejos a su querida madre,  allá sentada sola, enfrente de su tumba, durante horas,  en aquel viejo cementerio.




                                                Fin de la parte  5



Estimado Lector, muchas gracias y hasta la próxima entrada.

        

sábado, 8 de agosto de 2015

CUENTO. MI MADRE ALCOHOLICA . PARTE 4

      CUENTO: MI MADRE ALCOHÓLICA
                    (PARTE 4)



                                                                                       De: Jorge Godo y
ver parte 3

             Cuando María se decidido ya era tarde para escuchar todas esas explicaciones que Juan podría darle. María lo tenia decidido de antemano, lo había planeado en aquellas noches largas, en las que se sentía vacía, en esas noches llenas de insatisfacciones tratándose de dormir, entre las camas de aquel humilde dormitorio, en esas tierras de aquellos campos de las pampas generosas que le ofrecieron todo, todo para que ella se restableciera de su adicción, para que dejara de sufrir aquella despiadada retracción, degenerada al extremo, empedernida, a consecuencia de la perdida natural de su madre, pero que a los ojos de ella, lo trataba aun todavía como a un hecho no consumado. 

         Era como una piedra que se cruzaba en su camino, puesta a propósito con la cual debía tropezarse los fines de semana infaltablemente, como una eterna obligación, como un ritual inaplazable, como su deber sacro, que debía sin falta llevarse a cabo solamente allá en la tumba de aquel cementerio. 

          Y al volver, María vuelve a su casa, de donde pensaba, que nunca debía haber dejado. Porque era la suya, la heredada, su lugar en el mundo, adonde entre otras cosas importantes había convivido con su madre y en cada rincón adonde ella dirigía su mirada, ahí ella podía ver la  imagen aunque imperfecta, deslucida y vaga, la acompañaba, hablándole, dándole consejos, ordenes y ella sumisa, escuchándola,  aunque ella sabia que nada de eso tenia que ver con la realidad del mundo que la rodeaba, pero era, su realidad, la que no quería perder, la que no debía permitir que nadie  perturbara, aunque se tratara de alguien muy especial, y que ese alguien fuera el que la había tratado de ayudar y aunque ese alguien fuera el mismísimo Juan. 

         Sintió vergüenza, pero debía volver a pedir nuevamente el trabajo que hacia, de domestica, en aquella casa adonde la querían tanto y muy a pesar que ella no estaba al tanto de que ellos sabían de su enfermedad, ella lo ignoraba, creía que la entrega diaria a su adicción le era privada, de haberlo sabido quizás nunca hubiera vuelto a la casa de sus patrones, a pedir como ahora, nuevamente su trabajo.

         Mientras tanto Juan quedo dolorido allá en su lugar, su campo, su escuela, la pampa. Pero sabia por conocimientos adquiridos que las personas alcohólicas nunca dejan de serlo, que cualquier oportunidad es propicia para volver a beber, cualquier excusa es valedera para justificarse, también la de poner como irremediable excusa, extrañar a su madre, aunque su madre ya este muerta.

          Ayudarla era suficiente motivo, para que Juan retornara. Y el volvió, volvió con la esperanza de que fuera como la primera vez, cuando se  deslumbro con ella, para justificarse también el con algún motivo mas que valedero, tal vez para emparentarse en adiciones, o tal vez para demostrarle que el alcohol embriaga a las personas, las marea, las transforma, las maneja, las vuelve torpes, tal cual como lo hacia el amor ahora con el.

           Comenzo a visitarla a su casa con mas regularidad, mientras ella seguía trabajando en la antigua casa adonde las cosas empezaron a ir un poco mal. Los dueños hablaron con Juan un día, cansados, porque María faltaba, faltaba al trabajo , algunos días, cada vez con mas regularidad. Los patrones no estaban conformes con ella, ella, no estaba haciendo bien sus tareas, las hacia con desgano. Juan todavía no sospechaba porque faltaba María. Lo cierto era que ella los días que no acudía a sus tareas, iba hasta el cementerio , a la tumba de su madre, a hablar con ella, a permanecer ahí, sentada, solitaria. 

            Juan queriéndola comprender se acerca un día sin que ella lo sepa, hasta el cementerio y allí la encuentra, trata de convencerla de que su madre no esta mas, que ya no vive, que ya no habla. Sin embargo, ella no lo escucha, sigue en su mundo, en ese mundo que la transforma cuando el alcohol la domina. Y ultima mente el alcohol la estaba manejando demasiado. 

           Solo a Juan le queda un camino para ayudarla. Entrar en el mundo de ella, acompañarla y ver desde ese lugar como ayudar y como ayudar a su corazón. La tarea le era difícil, entrar el el mundo del alcohol, acompañarla a beber, no estaba en sus planes, pero por amor el seria capaz de hacerlo.
          

                                             Fin de la parte 4


Estimado Lector , muchas gracias y hasta la próxima entrada

miércoles, 1 de julio de 2015

LA GRAN ARAÑA

              LA GRAN ARAÑA
                    

                                                                               De: Jorge Godoy




          Teje su tela y ahí quedan atrapadas
          miles de personas, 
          sus tiempos se detienen, 
          sus vidas se congelan.

          Ilusiones, vidas, amores,
          todo queda allí estampado,
          inmóvil, permaneciente en el tiempo
          a la espera de lo peor.

          ¡Oh! triste espera consabida,
          espina que yergue mi cuerpo, mi piel,
          dolor incandescente,
          hostil sufrimiento.

          Desmesurada inocencia humana,
          que no imagina,
          que no imagino, nunca,
          lo que le espera.


                                 
                                   FIN

          Estimado Lector ,muchas gracias y sera hasta la próxima entrada.

domingo, 12 de abril de 2015

CUENTO; MI MADRE ALCOHÓLICA PARTE 3

CUENTO:MI MADRE ALCOHÓLICA PARTE 3 


                                                      de: Jorge Godoy

ver parte 2
       María se sentía agradecida por que la habían recibido tan respetuosamente, nunca antes en su vida había sentido tanto afecto. Sus compañeros desinteresadamente la hicieron sentir muy rápido parte de aquella comunidad. 
    
     Juan observaba todo con una gran impresión, todavía no creía que María  pudiera adaptarse tan rápido a sus compañeras, pero el  sabia  que la tarea no era muy sencilla, de a poco empezó a molestarse por su propia picardía , la conciencia lo remordía y pensaba que tal vez no había sido esa,  la mejor manera, la mejor escusa, de traer a María a esos lugares.  Mitigando entre sus deseos personales y entre la pasión por ayudar a los demás. Se sentía culpable por mezclar ambas sensaciones; una, la que le había nacido hacia mucho tiempo andando por esos campos, viendo a la mas cruel y verdadera miseria humana que contrastaba a simple vista ante semejante naturaleza, una naturaleza amigable, abierta a la utilización del hombre, entregada a sus deseos, y que sin embargo algunos pocos se habían encargado de modificar durante el transcurso de la historia, así fue que pasaron, estos beneficios colectivos, de ser para todos los que poblaron esas extensas llanuras fértiles, a los ya conocidos beneficios particulares. Y esa otra sensación,  la que se le contraponía, la que le ofrecía también ayudar al prójimo, pero,  solo que en esta oportunidad las sensaciones que aparentemente le parecían parejas, se diferenciaban notoriamente porque una provenía nada menos que de su lado débil del corazón y aunque no podía fingírselo a si mismo, igualmente adrede intentaba hacerlo.

       
      María sintiose en un primer momento, desubicada,  y a pesar de lo bien que se llevaba con sus compañeras, no podía evitar volver, de a ratos, a los viejos pensamientos, a las acostumbradas sensaciones que le ocasionaba la falta de su amigo intimo, el alcohol. Sobretodo por las noches, cuando el silencio reinaba y era la paz del lugar lo que la mas la inquietaba, la desvelaba. No podía dejar de entrar en aquellos recuerdos imborrables de su vida, de su vida de allá, de la ciudad, tantos años viviendo a su manera, a una manera que su madre alcohólica también, al igual que ella, la había acostumbrado.

       Juan se había dado cuenta que Maria tenia mucha voluntad para las tareas comunitarias, que se llevaba muy bien con sus compañeras, que colaboraba en todo, que el campo parecía sentarle bien. A su vez el estaba contento porque habían pasado mas de cuatro semanas desde que ella estaba allí, trabajando, pero mas contento estaba porque ella estaba cerca de el.

      Y siguiendo con la simulación comprometida, el había comenzado a llevarla a clases, adonde la hacia sentar en un asiento individual, cerca de el, enfrentada a los chicos, como si ella pareciera una maestra, una colaboradora, de la clase. Los alumnos así lo vieron, lo sintieron, se acostumbraron rápidamente a ese cambio. El se proponía ayudar a María, a ayudar a los chicos, desde una óptica muy particular, pero María no lo interpreto así, al menos, así de sencillo. Si bien al principio ella se contento con la idea de enseñar a esos chicos lo que significaban los sufrimientos de ser una alcohólica ya desde la niñez, pronto se dio cuenta que ella todavía no era una ex alcohólica y que había venido allí tan solo por una conveniencia laboral, también que había ido por un dinero.

          María empezó a sentirse mal, sentía que engañaba a esos chicos, que era una miserable, que los estafaba, que se engañaba a si misma y que engañaba a Juan, haciéndole suponer que podía vencer a la tentación de beber alcohol, sufriendo por las noches por la falta de sus bebidas alcohólicas y esperando ansiosamente a que pasara rápido el tiempo para decir: " Basta, ya cumplí con usted, ya gane mi dinero, ahora déjeme volver a mi vida anterior".

         Era eminente que María encontraría cualquier escusa para sentirse molesta y regresar nuevamente a su vida anterior, a alcoholizarse secretamente en su casa y a volver a hablar con su madre alcohólica, allá sentada delante de su tumba, en aquel cementerio. Juan no se lo imaginaba,  pero para María el alcohol y volver a vivir cerca de su madre, ya formaba parte de su vida.




                                Fin de la parte tercera



     

       Estimado Lector, hasta la próxima entrada y muchas gracias.


      

          

miércoles, 28 de enero de 2015

HAY

HAY


Hay infinitas variedades de personas necias, el nombre , curiosamente, se lo da el que lo califica, siendo que este tambien comparte con el otro, todo esto que llamamos vida.

jueves, 15 de enero de 2015

Amazon.com: Zapatero a su zapato (Spanish Edition) eBook: jorge godoy: Kindle Store

Amazon.com: Zapatero a su zapato (Spanish Edition) eBook: jorge godoy: Kindle Store


ZAPATERO A SU ZAPATO , NOVELA




Novela que relata la historia de un experimentado Zapatero, (Don Manuel) que se enreda en varias historias románticas con vecinas del barrio. Una trama que se desarrolla en un humilde barrio del Gran Buenos Aires en los años '60. Lo acompañan en esta historia el protagonista principal un joven, ( El Flaquito) quien es su eterno admirador y quiere ser como el cuando sea mayor, y su mejor amigo de toda la vida,(Juancito), quien lo acompaña en el paso del los años y crece junto a el.  Y cinco vecinas, cada una con sus historias e intereses particulares que hacen a la novela mas interesante. 




miércoles, 14 de enero de 2015

CUENTO: MI MADRE ALCOHOLICA. PARTE 2

CUENTO: MI MADRE ALCOHOLICA

                                                    PARTE DOS
                                                         De: Jorge Godoy 

                                  
                            
ver parte 1



        A su trabajo,  vino por primera vez en un dia de visita,  un conocido amigo de la familia, un señor joven de nombre Juan,  se lo conocia muy bien porque era el maestro de una escuela rural y que enseñaba a muchos chicos por alla bastante lejos de la ciudad, en los campos, adonde no habia muchos caminos para llegar y en donde lo que mas abundaba eran las dificultades, pero que aun asi guardaba en si la estima muy alta, un poco debido a que,  a su escuela concurrian,  de a poco, cada vez mas, mas  alumnos.            

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        Y quizo el destino que Juan se interesara por ella, demasiado, y al verla trabajar tan sumisa, callada, obediente, se olvido o no quiso observar con mucho detalle, el aspecto avenjentado que ella demostraba muy a pesar de contar solo con una mediana edad.  Comenzo a preguntar por ella y fue apenas poco lo que le pudieron decir,  porque mucho no le conocian de su vida particular, solamente lo que todos sabian, que era una eficiente sirvienta para la casa, pero que de su vida particular absolutamente,  no sabian mucho mas. Pero Juan tenia algo adentro de el que le decia que debia informarse y mucho mas, hasta que por las suyas,  llego un dia a saber todo lo que necesitaba sobre ella.  

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          Preguntando, se llego un dia hasta su casa, cuidandose de que nadie supiera nada , todo para que a ella nada le pudiera dar cierta verguenza. Encontro la puerta de la casa abierta, solicito permiso para entrar y sin obtener una respuesta muy clara, entro,  y al entrar encontro a ella semidormida sobre la mesa y a un lado de ella el compañero fiel, una botella de vino y un vaso a medio tomar. Esto a ella le produjo verguenza, aun estando bastante ebria, trato de ocultar la botella de la vista para que todo resultara menos desagradable y no dar a luz su secreto personal, desconocido para muchos.  Pero el maestro al ver tal situacion se dio cuenta de muchas cosas mas y que ante tamaña situacion, aun pudo ver en ella algo mucho mas alla que la hacia mas atractiva e interesante, esto le dio los motivos suficientes para que el comenzara a ayudarla, entonces, disimulo,  e hizo de cuenta que tal situacion no lo habia incomodado.

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              Inmediatamente, inventando algo rapido y  a sabiendas de su historia,  pidio hablar con ella y dijo que tenia que decirle algo de mucha importancia. El le dijo que nesecitaba escribir una historia sobre alguna chica de condicion muy pobre, humilde y que haya tenido perdidas irreparables y que esto era para un trabajo para realizar junto a sus alumnos alla en su pueblo y que no sabia bien porque pero que habia pensado justamente en ella. Ella que estaba algo ebria, acepto y no penso que el maestro la queria ayudar,  asi que penso en su egoismo y le pidio dinero a cambio. El maestro le dijo que si era para comprar mas vino, no se lo iba a dar, ella le prometio que era para comprar comida, asi que le dio algo de dinero, y ella por un par de horas se la paso contandole buena parte de su vida.


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           En un momento dado el le propuso de irse a vivir al campo, asi de esta forma disimulaba que estaba interesado por ella, ademas acababa de comprender que ella era una enferma alcoholica y mas que todo, la queria ayudar. El le propuso que fuera con el, adonde viviria en una casa colectiva que compatiria la cocina, el baño y el dormitorio con otras mujeres, las que eran coloboradoras con la escuela y que alli iba a estar bien, que si queria podia quedarse a trabajar en la huerta, una huerta comunitaria adonde los productos que alli se producian, se vendian luego y que las ganancias se las repartian entre todos los trabajadores.

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           Juan hablo con la familia amiga, la que le daban el trabajo de sirvienta y sin que ella supiera, les conto del enorme problema que Maria tenia con el alcohol, asi que ellos comprendieron la situacion y acordaron con el que eso seria lo mejor. A los pocos dias, Juan la llevaba al campo, para ayudarla y para que tuviera un trabajo mejor. Pero, que en cuanto a su disimulacion con respecto a que a el le interesaba ella,  a nadie  se le habia pasado por desapercibido

           Cuando llegaron, Maria fue recibida con alegria, por la noche organizaron una cena entre todos para darle la bienvenida, eso la puso muy contenta, y no pudo contener la emocion y se puso a llorar, era la primera vez en toda su vida que otras personas se interesaron por ella con tanto cariño.



                                           Fin de la parte 2


Estimado Lector, muchas gracias y sera hasta la proxima entrada