jueves, 11 de diciembre de 2014

CUENTO: MI MADRE ALCOHOLICA. PARTE 1

CUENTO: MI MADRE ALCOHÓLICA


                                                    Un cuento de: Jorge Godoy



                              PARTE :  1                    
                                                                          


       De todas las formas de vivir que supo aprender, --desde cuando era pequeña, siempre al lado de su madre--. María, una niña angelical, eligió tal vez o el destino quizás lo hizo por ella, desgraciadamente, la peor. 
       Si bien se comporto como una niña totalmente normal,  --al querer como todas las niñas de su edad, parecerse a su madre--, pero, al crecer y hacerse de a poco una joven hermosa, los caminos del alcohol, la condujeron hasta las consecuencias mas negras.

      Todo eso seguramente fue por los continuos fracasos por su paso infeliz en su corta vida y al igual que su madre, suministrándole de continuos sufrimientos a su menospreciado cuerpo, durante varios años,  mal tratándolo sin piedad, hasta agotarlo. 

   Si cuando fue joven, las dos hubieran tenido al menos algún canal posible de comunicación, quizás, podrían haberse evitado tanto dolor, al que tuvieron que exponerse durante una larga convivencia.  
          
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      Paso el tiempo y ya siendo algo mayor,  ella iniciaba, --como sabia acostumbrar todos los días sábados por la tarde--, un dialogo con su madre muerta,   ella, sentada allí  frente a su lapida en aquel cementerio adonde le preguntaba y escuchaba para si misma las respuestas de su madre:

     " Hija mía,  a tu padre solo lo vi un par de veces en la vida, el no murió, como yo te había dicho, y por vergüenza nunca te lo pude decir, pero,  yo se que el me arruino mi vida y yo así, te arruine la tuya, se que algún día tendré que darte cuentas de todo y se que nunca jamás me lo perdonaras, es que no supe reponerme de tanto dolor y no me di cuenta que de a poco ibas creciendo. Yo creía que nunca ibas a crecer, pero,  ya ves, me equivoque, creciste. Y yo no supe mas que hacer. Siempre tuve miedo de confesarte mis miedos porque a medida que crecías tenia yo mas miedo de lo que me pudieras decir, de lo que me pudieras preguntar". 

      María se despedía como siempre de la tumba de su madre poniéndole flores nuevas, enjuagando bien los floreros y tirando las flores mas viejas


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      María volvía cada día a su vida normal, a trabajar de sirvienta, porque eso era lo único que en aspiraciones, había logrado alcanzar, a limpiar casas ajenas,  a limpiar la mugre de los demás, y cuando llegaba a su casa pensaba en su mama,  y se tomaba,  y se tomaba, cada vez mas.  

      Para ella ya era imposible dejar de tomar, pensaba que su vida era una serie de fracasos, que trabajaba por muy poca plata y reflexionaba, y se reprochaba de lo poco que había ido a la escuela a estudiar. 

      Por las noches en la cama, pensaba que si hubiera intentado ir a la escuela, tal vez hoy, dormiría mas tranquila,  porque seguramente mañana tendría que ir a trabajar a un lugar mejor, algún lugar,  adonde la solicitaran por su capacidad, por sus conocimientos, pero al final de cada día y como siempre,  el alcohol y el cansancio podían mas y la hacían dormir.      



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Fin de la parte Uno.


Estimado Lector gracias y hasta la próxima entrada.

domingo, 17 de agosto de 2014

POEMA: LA SILLA VACIA

POEMA: LA SILLA VACÍA

                                                  De : Jorge Godoy


Un día cuando era chico, ocupe
en la punta de la mesa, una silla vacía.
Cuando deje de ser chico y fui joven,
ocupe el siguiente lugar, la siguiente silla.
Luego de ser joven, pase a ser hombre,
ocupe la silla vacía, la que le seguía.

Un día, no hace mucho, ocupe, 
una silla vacía, la que dejo el abuelo.
Entonces, mire a mis costados
y vi que ya no había mas sillas vacías, 
que era la ultima, que no quedaría
para mi, ni un lugar, ni una silla.

Comencé a entristecerme, a caminar
lentamente de la mesa a la cama,
de la cama al baño, del baño a la cocina.
Esto me puso mas pensativo, preocupado.
Porque ya no habría para mi,
a la mesa ninguna silla vacía.

Con tristeza comprendi
que nunca ocuparía otra vez una silla,
la primera, la segunda, ni la que le seguía,
ni los lugares que estas tenían,
porque ahora estaban ocupados
y la que pronto se vaciaría, seria la mía.

Que bien me sentiría si pudiera
volver todo al tiempo atrás,
y como otra vez me gustaría
volver a sentarme en esas sillas,
que tristeza, es saber que para mi
ya no hay mas sillas vacías.


                                     FIN



Estimado Lector, muchas gracias y hasta la proxima entrada.
 

domingo, 13 de julio de 2014

POEMA: REFLEJOS INCONCLUSOS

REFLEJOS INCONCLUSOS

                                (POEMA)
                                                                  de: Jorge Godoy



Entre el miedo y el respeto,
entre lo entretenido y efímero,
lo desconocido y aburrido,
se esconde un duende
que aparece y desaparece
según su fantasía, su antojo.

Dueño de mis pensamientos
analógos e inconclusos,
y también es el dueño
de mi vida intemperante
con luces y sin ellas.

Va y viene, viene y va
como aquel tranvía
que recorre mi ciudad.
¡Que va a andar!
eso era antes, ahora,
ya no lo recorre mas.

Entonces, para que
esta comparacion simbólica,
ridícula, paradójica,
que el quiere hoy
traer a mi mente.

¡Duende!, otra vez,
me quieres extraviar.


                                   Fin


Estimado Lector,  muchas gracias y hasta la próxima entrada.


viernes, 30 de mayo de 2014

CUENTO: EL DOCTOR Y SU PACIENTE. PARTE 5. FINAL

CUENTO: EL DOCTOR Y SU PACIENTE. PARTE 5. FINAL


                                                    Autor: Jorge Godoy



        De la puerta surgió una nube blanca, una nube del bien y se puso al lado de la nube negra, la nube del mal, desafiandola, increpandola y de ella salio un ángel y le hablo con una voz potente, fuerte, al Doctor Pedro P., de mientras, en seguida, rápida y veloz, la maldita nube negra  gritabale rotundamente, mandadole, ordenándole,  que no la escuche y que no se distraiga y que prosiga con la operación. Nadie de los allí presentes, que estaban en vilo, pudo escuchar nada, tampoco ver nada. Solo el Doctor Pedro P., veía y escuchaba confundido, al diablo y al ángel juntos, que le hablaban y también se hablaban, se insultaban, peleaban fuertemente entre si. 
        Al final, el diablo encimo su mano sobre la del doctor, queriéndola empujar hacia abajo, pero, el ángel puso su mano debajo del brazo del Doctor y la detuvo, entonces el Doctor Pedro P., reacciono, comprendio todo de un solo momento y el elemento filoso y cortante, fue adonde correspondía y corto por donde debía cortar. Todos respiraron, todos salieron de ese inesperado asombro, y la nube negra, se vio vencida y derrotada, se fue, se retiro, desapareció, al fin.  Y así, solo el ángel quedo presente frente el y le hablo al Doctor Pedro P., diciéndole: " Haz podido vencer a la tentacion, haz enfrentado al mismísimo mal y eres digno del bien, haz podido vencer a tu propio miedo, te haz librado de tu perseguidor, te haz enfrentado a Luzbel, por eso eres doblemente digno de merecer y vivir en el bien" .
       La operación finalizo exitosamente, todos lo felicitaron.  Un amigo, otro Doctor, que estaba allí presente, le dijo: " Pensé en algún momento que usted se estaba por equivocar y que podía morir el paciente".  No obstante, el Doctor Pedro P. pregunto rápido y desesperado a todos los que estaban allí,  todavía algo mareado y confundido: "¿No han visto nada raro por aquí, algo así como una nube negra y otra  nube blanca?" . Nadie había visto nada, repondieron.   
        Al final,  el paciente, después de un tiempo se recupero. Su mujer, Clara C.,  había estado presente en el hospital, había ido a conocer el resultado y luego sin hacerse notar, se marcho.  

        Pasaron algunos meses, y nada se supo del paciente, algunos dijeron que se había ido a vivir lejos, a un lugar retirado de la ciudad por recomendación de los médicos.  Fue así que, un día cualquiera, mas adelante en el tiempo, apareció. El paciente vino a agradecer al Doctor Pedro P., sabia muy bien, reconocía, quien era, entonces,  lleno de vergüenza le agradeció por todo. Luego, fue a ver a la mujer, a Clara C,  y le dijo arrepentido,  que ya no deseaba, que no quería, verla mas, le dijo que estaba agradecido al Doctor Pedro P.,  que gracia a el, tenia vida y que ya no podía, ni debía tener nada mas que ver con ella. Que no correspondía. Entonces, la dejo, se despidió, se marcho, se fue, para siempre,  a vivir tan lejos como pudo. 
      Fue así que ella nunca mas supo nada mas de el. Eso hizo que obligadamente retomara nuevamente su vida junto al doctor Pedro P., comprendiera, razonara, entendiera. Y renovada, atizada, entusiasmada, muy de a poco, de a poquito, lentamente,  su vida se propuso recomponer y  acordaron irse a vivir lejos también. Se fueron a vivir al interior, cerca del campo, adonde abundaba la paz, sobraba el tiempo y la tranquilidad.
      La maldita nube negra no volvió a aparecer por los caminos del doctor Pedro P.,  y en la esperada  partida, en la ansiada mudanza, de repente, apareció la nube blanca, y de ella otra vez, volvió a salir un ángel, que le hablo y dijo: " Sea usted feliz Doctor Pedro P., con su esposa. Dios, me ha mandado a decir que lo protegerá toda su vida.
 
 
 
 

                                                FIN
 
 

Estimado Lector, muchas gracias y sera hasta la próxima entrada.

jueves, 1 de mayo de 2014

CUENTO: EL DOCTOR Y SU PACIENTE. PARTE 4

CUENTO EL DOCTOR Y SU PACIENTE.


                              PARTE 4


                                                                            Autor: Jorge Godoy




     Pasaron 6 meses y el Doctor Pedro P. volvió a retomar las practicas quirúrgicas, ya no había mas excusas, después de todo, el era un Doctor y se debía a su trabajo, por sobre todas las cosas. Miraba con sorpresa la lista de pacientes para operación, y encontró lo desagradable, lo que no deseaba, lo que no quería.
   
     El primer paciente que debía operar era nada menos que el señor, el enemigo, el que se ocupo de amargarle los últimos tiempos. Esos últimos tiempos que pensaba en vivirlos feliz, con amor y alegrías. Un tiempo pensado únicamente para reconciliarse con su amor, el amor de su vida, su querida y adoraba mujer, Clara C.

     Otro Doctor podría hacer la operación,  si así el lo quería, pero no, decidió hacerla el. Era su gran desafío, el odio, el rencor, la ira, no debían, no podían, ganarle en esta lucha. La medicina era su vida, su gran vocación, un anhelo dedicado día a día nostalgiosamente a sus padres. Una deuda impagable con la sociedad. Algo que le nació en el mismo momento de prestar juramento, y que todavía, aunque el doloroso destino tratara de torcer el camino correcto, el defendía,  con profunda hidalguía, sobrado coraje, y entera valentía.

      Por la mañana de ese tal, programado, anunciado día, otra vez la nube negra se le apareció sobre su persona, camino al hospital. Corrió asustado entrando al hospital para librarse, para esconderse de ella. Ya en el quirófano, la operación de riesgo, de vida o de muerte, estaba por iniciarse. El, debía salvar la vida, era lo mas importante, una vida, nada menos que una vida, era lo mas importante que otra cosa. La operación se llevaba a cabo de manera normal, un par de médicos, cerca, aprendían, observaban, auditaban. Cinco asistentes, entre auxiliares, ayudantes, técnicos, admiraban la maestría de sus practicas manos y de su particular temple tenaz.

      La nube negra entro al quirófano, de ella salieron dos ojos, dos manos y una boca, que le hablaban al Doctor Pedro P., mientras operaba, recordándole que tal paciente era tal y que le había ocasionado la amargura, el dolor mas grande de su vida y que el debía en ese momento vengarse. Se hizo preso del poder de la maldita nube negra y empuñando con fuerza, decidido, el bisturí, quería cortar una vena principal, ante la mirada extraña, estupefacta, sorprendida, aterrada, de todos los presentes, que no salían de su asombro. El corte le ocasionaría al paciente, la muerte inmediata, segura e irreversible.

      Nadie lo podía creer, el Doctor Pedro P., estaba por matar al paciente. Sus ojos, parecían no ser sus ojos, sus manos, parecían no ser sus manos, su cara, parecía no ser su cara. Esa maldita nube negra que solo el, veía, seguía allí dándole ordenes, que solo el, escuchaba, que solo el, obedecía.


                           
                                                Fin de la parte 4



Estimados Lectores, muchas gracias y hasta la próxima entrada.










 

jueves, 27 de marzo de 2014

CUENTO: EL DOCTOR Y SU PACIENTE .PARTE 3

CUENTO: EL DOCTOR Y SU PACIENTE . PARTE 3





                                             AUTOR: JORGE GODOY



          Cuando volvió a su casa, de antemano había pensado hacer como si no sabia absolutamente nada.  Llego, ella como siempre salio para recibirlo beso de por medio, cuando la beso, tuvo que fingir, eso lo trastorno bastante y trato de que no se notara demasiado,  aunque paso desapercibido porque de hacia un buen rato ambos habían abandonado los besos apasionados que solo quedaron en el recuerdo de aquellos los primeros años de matrimonio.  Ella le pregunto que como le fue en le hospital y el le contaba cualquier cosa que se le venia a la mente, total sabia que a ella poco le importaba, ahora si que sabia que esas preguntas no eran de preocupación , sino que eran de un simple cumplido.  Ya había pasado la hora de la cena. Lo que de antemano había pensado de venir mas temprano, no lo había hecho, además dejo que pasaran un par de horas en aquel bar.  Esa noche no pudo pegar un ojo, su mujer  dormía abrazada a el y el, disimulado, no lo podía negar.

         Al otro día fue a trabajar como todos los santísimos días de su vida, trato de poner en su cara el mejor de los semblantes , el mejor de los ánimos y trato de mantener la mejor de la paciencias, todo para no declinar ante su maldita mala suerte que de ahí en adelante seria como su sombra. Mejor dicho, como una nube nefasta y negra que lo perseguía cuando quería ocasionarle algún mal. Ni bien llego,  apurado paso sin saludar a la rosa, al darse cuenta de ello, se volvió y tuvo unas palabras para ella.   
         ---Tu, no tienes la culpa, perdona si te trato mal, pero hoy no es mi día, ojala supieras las cosas malas que me pasaron ayer.  
         Sus dedos acariciaron las hojas, lo hizo tan tiernamente que pareció que le hablaba con el pensamiento, y le dijo:  "otro día te cuento" y le dio el buen día y entro al hospital , se dirigió apresuradamente al despacho del director y  sin perder mas tiempo pidió hablar inmediatamente con el.  A el le expuso que no estaba atravesando una etapa muy buena de su vida personal, en su casa, sobretodo, problemas de matrimonio, le dijo para que el le entendiera mejor, y el director lo entendió. El le pidió que por un tiempo no hacer practicas quirurgicas y que hasta que se repusiera un poco mas, atendería  solo consultas como cirujano.  No acepto que el director le ofreciera que se tomara unas vacaciones o un descanso, si fuera necesario, pensó que tal vez seria muy bueno, pero ambas cosas,  de una forma o de otra tendría que pasarla junto a su mujer y eso era lo que el no quería exactamente lo que sucediera.

     Así pasaron varios días.  Un buen día vino un señor a hacer una consulta,  lo habían derivado de cardiología.  Y ante la sorpresa del destino,  tuvo enfrente, nada menos que al mismísimo señor que ese día en aquel cine acompaño a su adorada mujer a ver esa romántica película. El mismo que,  también abrazo a ella y que también, beso a ella y que también,  salio  del cine aquel tomado del brazo de ella a la calle. Era el  mismo señor, lo tenia cara a cara , frente a frente,  escritorio de por medio. Mientras el señor paciente, con su cara de aflijido por una enfermedad,  expuso ante el doctor, su problema y presento sus estudios para que el los evaluara.  El Doctor Pedro P,  no lo escuchaba, solo lo miraba , quería atravesar sus ojos llegar a su cerebro, penetrar en sus pensamientos y desde allí, gritarle de una manera descomunal:   " ¿porque, porque, terrible canalla sinvergüenza te tenias que fijar justo en mi mujer, habiendo tantas mujeres en el mundo. Y casada, nada menos que casada, habiendo tantas mas lindas y mas jóvenes y solteras, sin ningún compromiso, ¿ porque, porque? ,  no pensaste en ningún momento que era mía,  no te apiadaste de este pobre infeliz de su marido, o sea yo" .  Luego, de pensar tan rápido para si mismo, de justificarse a si mismo, de herirse un poco mas a si mismo, le contesto, despreciativamente:  
        ---Claro que debemos realizar algunos estudios mas, aquí le indico lo que necesito y cuando los tenga venga a verme.
        Eso fue todo lo que le dijo, aparte de saludarlo.  El paciente se levanto de su silla, saludo, respetuosamente, se dio media vuelta y cerro la puerta del consultorio y se fue.   El día termino y no como todos los días, era claro que ese fue un día especial, muy especial, un día que no terminaria nunca, un día en que no podría pegar un ojo en la noche,  un día para pensar mucho, mucho... 

        Otra vez necesitaba despejarse algo mas, se fue al bar, al que el, un día encontró refugio de aquella nube negra,  la vez pasada,  en aquella calle de aquel cine.  Un bar que hacia un tiempo venia conteniéndolo,   asistiendolo emocionalmente, y que día a día se fue tranformando en "asiduamente".   
        ---Lo de siempre. 
        Pidió y se sentó a fumarse un decena de cigarrillos. y a dedicarse a pensar. Muchos ya habían notado que el Doctor Pedro P,  no era el de antes.  El director, sus compañeros,  justificaban que el había hecho bien en no hacer practicas quirurgicas , "en ese estado",  decían, se podría equivocar y eso podría ser fatal.  Encima,  de todos los problemas que el tenia , todavía,  el destino podría complicarle la existencia aun mucho mas.  Salio como todos los días con destino a su casa, pensando en que ya era hora de volver , masticaba bronca, recelos, resentimientos, y pensaba:  porque tengo tanto odio. Cuando buscando una explicacion miro para  arriba y otra vez estaba allí sobre el la tenebrosa, maldita, cruel, nefasta, nube negra. Como pudo corrió asustado y entro en su casa, cerro la puerta rápido, fuerte y le echo llave.  Clara C, su mujer, vino de inmediato desde la cocina atravesó el living en un vuelo, pensando que a el le podía estar pasando algo malo, ella lo contuvo abrazándolo tiernamente, luego, apasionadamente.  Lo sentó en un sillón del living, le acomodo un poco los cabellos , le apretó un poco su cara con las dos manos y le beso la frente, las mejillas, la boca. Lo miro a los ojos y le pregunto, asustada y sorprendida:
        ---¿Que te paso?
        Y el no le respondió, solo miraba a lo lejos.
        ---¿Que te paso hoy?
        Le pregunto Clara C, su mujer, y el seguía sin responder, callado, estático, asustado.
        ---¿Que te pasa, Pedro, contestame, por favor?    
        Y ella asustada se puso a llorar, mientras miraba un rostro empalidecido y atezado de ese hombre que ella conoció toda su vida,  pero que en ese momento y ante las circunstancias, parecía no conocer.



Estimado Lector, muchas gracias y hasta la próxima entrada.

domingo, 9 de febrero de 2014

POEMA: ¡QUE IMPORTA SI ESTA MAL ESCRIBIDO!

       POEMA: 


       ¡QUE IMPORTA SI ESTA MAL ESCRIBIDO!




                                                        Un poema de:  Jorge Godoy



Mil poemas hermosos de amor te escribiría,
pero no se, pienso que no tengo la gracia de escribir
aunque, con una enorme fuerza interior te escriba.

Debe ser porque nunca aprendí al amor escribirle,
y no estoy tan seguro de como una pasión se describe.
Con vergüenza late mas mi corazón  por lo que te escribo.

Aunque parezca mentira y rías de lo que te escribiré,
siempre tuve faltas de ortografía en mi escritura.
Y no hubiese querido que te rías de mi,  por mis escritos.

Ya ves, carezco de amor por mi, por eso este escrito,
para que me ayudes a  encontrarlo entre mis escrituras.
Si me ayudas, te  daré el amor que te prometo escribiendo.

Porque no hay fuerza mas poderosa que el amor describiera,
que aquella que se dan un par de enamorados escritores
en poemas, frases y dichos. ¡Que importa si esta mal "escribido"! 







Estimado Lector, muchas gracias y hasta la próxima entrada.




lunes, 3 de febrero de 2014

CUENTO: EL DOCTOR Y SU PACIENTE. PARTE 2

    EL DOCTOR Y EL PACIENTE

                             Parte  2



                                                                                               Un cuento de: Jorge Godoy


                Una inmensa nube negra sobre su cabeza lo siguió desde la puerta de hospital casi todo el camino hasta su casa. "No puedo tener tanta mala suerte ", pensaba, y aceleradamente apresuro su imaginar en búsqueda de alguna estrategia que pudiera alejar a esa compañera que irradiaba toda  opacidad sobre sus pasos y vaya a saber uno porque,  se le había ocurrido a el que le traería mucha mala suerte ¿ Y si llegara hasta la puerta de su casa y tal vez quisiera entrar con el? , se pregunto, mientras caminaba.   Tal vez, la muy maldita, hasta pudiera entrar y arruinarle el encuentro sorpresivo que tenia pensado tener con su amada mujer.
            El Dr. Pedro P. , un hombre sumamente bueno e inteligente , nunca fue un hombre demasiado supersticioso, pensaba que eso era cosa de los falsos adivinadores y de los magos que hacían aparecer y desaparecer las cosas, pensando sobretodo irónicamente, la plata de los ajenos. Tampoco creía en las brujas, y en cuanto podía se paseaba una y otra vez, por debajo de cualquier escalera que encontraba a su paso , enfrentándose a cruces con los gatos negros, demostrándose a si mismo que a el esas cosas le eran raras, extrañas y de escasa importancia. Pero ese día, justamente ese día, el Dr. Pedro P, tuvo miedo y nos sabia bien porque y pensó enseguida, "si voy a mi casa esta maldita nube negra me seguirá con su mala suerte".        

           Así que pensó en desviarse de su camino habitual y debía decidir rápidamente adonde podía ir. Y no tuvo mejor idea que entrar a un cine, sin mirar siquiera que película estaban pasando, compro una entrada y enseguida entro. Mas luego de que el acomodador lo llevara hasta su asiento pudo recobrar de a poco la visión, que paulatinamente acostumbraron las penumbras a sus ojos, pensó ya que estaba ahí, porque no, podía disfrutar de esa película. 
     
           En ese momento estaban pasando una película muy romántica. Se sintió un poco enojado, estaba ahí solo en vez de estar con su querida mujer. Se lamentaba de como no se le había ocurrido llevarla al cine. ¿Y porque no , hacia mucho que no iban?  Se puso triste y se castigaba a si mismo culpándose que en los últimos años, el, había priorizado mas a su ocupación que a su compañera.     
    
           Pero el destino le fue sacando de a poco el azúcar que había saboreado a montones durante los primeros años del matrimonio y que ahora mas que nunca pensaba en ir a recuperarlo, poniéndose a trabajar para eso inmediatamente y por nada del mundo iba a dar marcha atrás.  Mucho mas se decidió mirando esa película romántica, una película hermosa que increíblemente a partir de ese momento iba a consistir en ser una pieza clave e importante en su vida.

         Al lado, una pareja de enamorados, que normalmente se susurraban palabras de amor y entre los abrazos y besos demostraban hasta donde puede llegar una pareja arduamente enamorada y apasionada.  Casi al final de la película y entre las tenues luces, la pareja se fue retirando.  Y el también lo hizo yendo detrás de esa pareja y mirando el piso alcanzaba apenas a ver las piernas de ambos hasta llegar hasta el hall. 

          Allí se hizo la luz y la chica de la pareja no reparo en el pequeño detalle de que el hombre que estaba detrás de ella no era cualquier hombre, tampoco era el hombre mas feo ni mas lindo del mundo, no era ni siquiera un galán cinematográfico ni un insignificante acomodador de cine, ni un engreído multimillonario ni un mal vestido pobretón, como para que a ella le llamara la atención, si no que era nada mas y nada menos que su marido.

           El mismísimo ser humano que se había preocupado por llegar hoy, justo hoy mas temprano a su casa para agradar a ella, para estar con ella mas tiempo, para decirle que era lo mejor que le había pasado en la vida, hasta que esa nube negra apareció encima de el y lo arruino todo. Ella ni siquiera se dio vuelta, a simple vista parecía demasiado entretenida y entusiasmada con su compañero.
   
           Pero el Dr. Pedro P. si se dio cuenta de quien era. Por un rato, pudo ver bien el rostro de ella y el de el. y se juro que nunca lo olvidaría.  Quedo estático, duro y permaneció inmóvil, fueron solo algunos momentos en que la tristeza lo envolvió, lo absorbió por completo. Un hombre como el, tan grande  físicamente, debía de tener seguramente un alma muy grande, muy pesada, que cuando la sintió por el suelo, caída, destruida, desparramada, tirada, no tuvo, no le quedo, y ya no contaba mas con  las fuerzas suficientes para levantarla.

         Ese momento fue precisamente que se distrajo y entre la muchedumbre perdió de vista a la feliz pareja, perdió de vista a ella y a el. Pensó, ¿que podía hacer ahora?, ¿volver a casa, para que? ¿caminar por ahí a distraerse, quizás? Razonar, eso es. Eso debía hacer, no ponerse nervioso, no dejarse llevar por la amargura y la impiedad del ingrato momento, que solo haría que su tristeza se acentuara mucho mas, se ahondara mas aun y cavara muchos mas hondo en las entrañas mismísimas de aquel fuerte dolor.
        
           Se tomo un minuto antes de dejar el hall de aquel cine, respiro tan hondo, tan profundamente, que nesecitaba mucho mas aire, para no ahogarse así con ese maldito y avasallante estrangulamiento que comenzaba a padecer y que tenia como finalidad cerrarle la garganta muy de a poco. A medida que los pensamientos rabiosos le iban ganando a los de la paciencia, le nació así una intención maligna que temía que se apoderase y ganara rápidamente terreno en las vías respiratorias de su pobre, destrozado y entristecido corazón, para ocasionarle un mal mayor. No, no debía permitir eso, razono justo a tiempo y dejo que sus nervios quedaran medianamente neutralizados, mientras pensaba , semidestruido, decaido y mortalmente herido, en alguna estrategia que deberia seguir imperiosamente de alli en adelante.

          Una iminencia, un superinteligente hombre natural, no debía sucumbir ante el primer golpe, no, claro que no, se hablaba a si mismo, mientras ganaba las veredas de aquella calle. Muy a pesar de llevar su cabeza semigacha, pudo igual asomado, ver otra vez la maldita nube. Elevo su cara al cielo y mentalmente le dijo: " maldita, maldita, fuiste tu la que me trajiste hasta aqui, fuiste tu la que me trajiste la verdad, fuiste tu la que me llevo a ver esta mala suerte". Camino hasta la esquina entro en un bar y pidio una cafe, encendio un cigarrillo, y penso, penso, penso....

          Debia simular como si nada hubiera ocurrido, debía relajarse y acomodar los enormes entreveros y revueltas que circulaban sin piedad muy rápidamente por sus pensamientos, tenia que dejar pasar algunas horas, lo necesitaba,  y regresar a casa como todos los dias, a la misma hora, con las mismas ganas de encontrarse con su mujer amada, abrazarla, besarla, preguntarle por su día, así como si nada.
 
          El Doctor Pedro P. un hombre sumamente victorioso en la vida, un prestigioso cirujano, debía enfrentarse hoy nada menos que a cerrar una herida, una nueva compañera que habria de acompañarlo por el resto de sus dias y que lo acompañaria hasta ver de como se cierra algun día y convivir hasta la muerte con la pequeña o gran cicatriz que en el quedaria.




                         Fin de la parte 2



Estimado Lector, muchas gracias y hasta la proxima