domingo, 29 de diciembre de 2013

CUENTO: EL DOCTOR Y SU PACIENTE. PARTE 1


CUENTO: EL DOCTOR Y SU PACIENTE

                                            
                                     Parte  1



             Al Doctor Pedro P.,  su mujer lo engaño con uno de sus pacientes ( que hizo el Dr. ) cuando tuvo que operarlo al Sr. ( de vida o muerte). Uno a veces cree que puede ser valiente ante todo y todos, pero a veces las pruebas son dificiles y llegan hasta lo mas profundo de nuestra conciencia . Otro medico podía hacer la operación. Pero......

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             El Doctor Pedro P. , un reconocido medico de la Ciudad Capital, nunca había imaginado que los inconmensurables esfuerzos de toda clase que habían hecho sus padres para que el consiguiera el soberano titulo de medicina, hoy, le jugarian una mala pasada.
            Tanto el papa y la mama, ambos fallecidos, a partir de aquella única y especial jornada, se habían confabulado a hacer actos de presencia en su apretujado y de ahora en adelante mas preocupado que nunca, pensamiento.
             Los diez años anteriores de matrimonio habían pasado en paz y solo ocupo su pensamiento en porvenires y progresos económicos, además de enaltecer , con esfuerzos y dedicaciones, cada día mas su inmejorable carrera de Doctorado. En el hospital general de la Ciudad, lugar adonde el trabajaba, se lo conocía por su explosiva carrera, tan corta que en solo algunos años,  muchos de sus pares ya hablaban de estar frente a un ser humano especial y hasta superdotado en sus conocimientos, y que la conciencia colectiva que lo rodeaba a diario en sus labores, no dudo en ningún momento en potenciarlo tanto que se hablaba ya en las mas altas direcciones sanitarias de la ciudad, el realizar un acto público para galardonarlo y enaltecerlo oficialmente con el grado de eminencia.
            Pero al Doctor Pedro P. , no solo  lo preocupaba todas las mañanas muy amablemente antes de ingresar al hospital,  el detenerse en un pequeño jardín de la entrada a contemplar las flores rosadas de un viejo rosal, que ya tenia un tronco firme y bastante espinoso, como para sacarse de encima a ciertos curiosos que solo gustaban de tocar incansablemente hasta destruir de a uno los pétalos de sus adoradas flores.  A las cuales el Dr Pedro P., consideraba animosamente como sus mejores amigas. No entraba al lugar de trabajo sin antes entablar ese código silencioso que existía entre ellos para saludarse y desearse los buenos días. Cuando terminaba con ese pequeño pero importante momento, se dirigía a los consultorios externos, adonde antes de llegar, en su paso obligaba a saludar y ser saludado por cuanto personal se cruzara en su camino. 

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           El Dr. Pedro P. era un hombre por demás sencillo y dócil de tratar. Queridisimo por sus pares y admirado en sus labores. Y como todo lo bueno de la vida siempre dura menos que lo malo, un día como cualquiera algo malo le tuvo que pasar. Ese día se le ocurrió una brillante idea, pensó que era bueno tener una idea que contemplara los intereses familiares. Dedicarle un poco mas de su tiempo. Muchas veces se regañaba a si mismo no haber tenido tiempo libre para su familia y casi dedicarlo todo exclusivamente al trabajo. Fue así que ese día tuvo ganas de complacer a su amada y adorada mujer, Clara C.

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            Clara C. fue la mujer mas feliz del mundo cuando se caso e hizo honor a su fe religiosa durante muchos años, pero un buen día, siempre hay un buen día para comenzar alguna cosa, buena o mala. El problema fue que Clara C. , ese día nunca lo supo. Pero que comenzo, comenzo. Ayudando así a la humanidad a poner su pequeño granito de arena mas a esa inconmensurable montaña que ya tenia ganado casi el cielo con su altura.  Claro desde el comienzo de la humanidad hasta ahora, hubo un trecho. Granito mas granito menos, todos colaboramos como si fuera una cruzada solidaria y lo mas similar a todos,  es que ella fue una colaboradora anónima mas.
           Porque el destino quizo que me pasaran estas cosas, pensó Clara C, . Ahora que pasaron algunos años y cada vez que recordaba el hecho,  se convencía de que las alegrías mas grandes de la vida se guardaban en las fotos. Y de como ella no podía considerar a su idilio amoroso como una gran alegría , pues nunca pudo sacarse una foto con el. Después de todo a quien se la hubiera mostrado, a sus hijos, a su familia,  a su marido, a sus amigas del barrio. ¿ a quien?. Las fotos que ella guardaba junto a su amante, las tenia en su memoria, pero como su memoria solo se recreaba cuando algo referente al caso la convocaba y ella después de todo lo que le paso , nunca mas quizo volver a ver a su compañero de tantas fotos sin cámaras fotográficas y sin revelados.  Bueno, para que vamos entrar en detalles, se decía a si misma coqueteando con sus cabellos frente al espejo del dormitorio, mientras se los arreglaba dejandolos algo mas que prolijos, todo para cuando llegara su marido el Dr.Pedro P. ,quien un día quizo ganarse el cielo, regalándole su presencia a su querida mujer, llegando mucho mas temprano a la casa que de costumbre, pensaba que seria toda una sorpresa en fin, para su entrañable y querida mujer.  
           Pero ese día amaneció soleado y por cosas del destino de a poco se fue nublando. Y vaya que se le nublo al Dr. Pedro P.  




                                                 Fin de la parte 1  




Estimado Lector, muchas gracias y hasta la próxima