domingo, 12 de abril de 2015

CUENTO; MI MADRE ALCOHÓLICA PARTE 3

CUENTO:MI MADRE ALCOHÓLICA PARTE 3 


                                                      de: Jorge Godoy

ver parte 2
       María se sentía agradecida por que la habían recibido tan respetuosamente, nunca antes en su vida había sentido tanto afecto. Sus compañeros desinteresadamente la hicieron sentir muy rápido parte de aquella comunidad. 
    
     Juan observaba todo con una gran impresión, todavía no creía que María  pudiera adaptarse tan rápido a sus compañeras, pero el  sabia  que la tarea no era muy sencilla, de a poco empezó a molestarse por su propia picardía , la conciencia lo remordía y pensaba que tal vez no había sido esa,  la mejor manera, la mejor escusa, de traer a María a esos lugares.  Mitigando entre sus deseos personales y entre la pasión por ayudar a los demás. Se sentía culpable por mezclar ambas sensaciones; una, la que le había nacido hacia mucho tiempo andando por esos campos, viendo a la mas cruel y verdadera miseria humana que contrastaba a simple vista ante semejante naturaleza, una naturaleza amigable, abierta a la utilización del hombre, entregada a sus deseos, y que sin embargo algunos pocos se habían encargado de modificar durante el transcurso de la historia, así fue que pasaron, estos beneficios colectivos, de ser para todos los que poblaron esas extensas llanuras fértiles, a los ya conocidos beneficios particulares. Y esa otra sensación,  la que se le contraponía, la que le ofrecía también ayudar al prójimo, pero,  solo que en esta oportunidad las sensaciones que aparentemente le parecían parejas, se diferenciaban notoriamente porque una provenía nada menos que de su lado débil del corazón y aunque no podía fingírselo a si mismo, igualmente adrede intentaba hacerlo.

       
      María sintiose en un primer momento, desubicada,  y a pesar de lo bien que se llevaba con sus compañeras, no podía evitar volver, de a ratos, a los viejos pensamientos, a las acostumbradas sensaciones que le ocasionaba la falta de su amigo intimo, el alcohol. Sobretodo por las noches, cuando el silencio reinaba y era la paz del lugar lo que la mas la inquietaba, la desvelaba. No podía dejar de entrar en aquellos recuerdos imborrables de su vida, de su vida de allá, de la ciudad, tantos años viviendo a su manera, a una manera que su madre alcohólica también, al igual que ella, la había acostumbrado.

       Juan se había dado cuenta que Maria tenia mucha voluntad para las tareas comunitarias, que se llevaba muy bien con sus compañeras, que colaboraba en todo, que el campo parecía sentarle bien. A su vez el estaba contento porque habían pasado mas de cuatro semanas desde que ella estaba allí, trabajando, pero mas contento estaba porque ella estaba cerca de el.

      Y siguiendo con la simulación comprometida, el había comenzado a llevarla a clases, adonde la hacia sentar en un asiento individual, cerca de el, enfrentada a los chicos, como si ella pareciera una maestra, una colaboradora, de la clase. Los alumnos así lo vieron, lo sintieron, se acostumbraron rápidamente a ese cambio. El se proponía ayudar a María, a ayudar a los chicos, desde una óptica muy particular, pero María no lo interpreto así, al menos, así de sencillo. Si bien al principio ella se contento con la idea de enseñar a esos chicos lo que significaban los sufrimientos de ser una alcohólica ya desde la niñez, pronto se dio cuenta que ella todavía no era una ex alcohólica y que había venido allí tan solo por una conveniencia laboral, también que había ido por un dinero.

          María empezó a sentirse mal, sentía que engañaba a esos chicos, que era una miserable, que los estafaba, que se engañaba a si misma y que engañaba a Juan, haciéndole suponer que podía vencer a la tentación de beber alcohol, sufriendo por las noches por la falta de sus bebidas alcohólicas y esperando ansiosamente a que pasara rápido el tiempo para decir: " Basta, ya cumplí con usted, ya gane mi dinero, ahora déjeme volver a mi vida anterior".

         Era eminente que María encontraría cualquier escusa para sentirse molesta y regresar nuevamente a su vida anterior, a alcoholizarse secretamente en su casa y a volver a hablar con su madre alcohólica, allá sentada delante de su tumba, en aquel cementerio. Juan no se lo imaginaba,  pero para María el alcohol y volver a vivir cerca de su madre, ya formaba parte de su vida.




                                Fin de la parte tercera



     

       Estimado Lector, hasta la próxima entrada y muchas gracias.