sábado, 15 de octubre de 2016

UNA QUEJA OÍDA AL PASAR




    Alberto, un viejo conocido, amigo mio y compañero de la escuela primaria, se quejaba porque los vendedores ambulantes habían invadido las veredas de la avenida con sus mercaderías y, la gente se concentraba en esos lugares para conseguir algún regalo mas barato para el día de las madres, que es este domingo. 
   Entonces, el me decía quejándose que no se podía caminar tranquilamente por las veredas de la avenida. Que, porque no los corrían de lugar, porque molestaban bastante. 
   Lo deje, y al rato caminando por la avenida, me encontré con Hugo, un viejo y querido compañero de la escuela primaria a quien yo recordaba siempre con mucho cariño. El, estaba atendiendo un puesto callejero junto a su compañera. Nos pusimos a conversar y me contó con alegría que hacia unos momentos se había encontrado con Alberto y que se había puesto muy pero muy feliz al verlo, también me contó que se había quedado sin trabajo y que por ahora andaba haciendo de vendedor ambulante para seguir dándole de comer a su familia.




De: Jorge Godoy


domingo, 2 de octubre de 2016

POR OTRO DÍA MAS ( relato)

              POR OTRO DÍA MAS
                        (relato)               


      Ya eran un poco mas de las cinco de la tarde, un sol oculto, atenuado, que simplemente servía para dar aun un poco de claridad, caía ensombrado detrás de una manta espesa de nubes blancas y grises, tan características de una tarde luego de algunas lloviznas, tan ocurrentes en esos días previos a la primavera.
     
      Su rostro, acariciaba el vidrio húmedo de su ventana, mirando fijamente hacia la puertita chica de hierro y chapa de la entrada a su casa. Y su mirada ensimismada entre tristes pensamientos, se entretenía entrecortándose con el caer de algunas gotitas esporádicas que se iban escurriendo lentamente hacia lo seco, y mientras el vidrio se iba secando, los minutos indefectiblemente iban pasando. 

      Sus ojos se entretenían mirando una a una esas gotas, olvidándose de a ratos que su rostro pegado al vidrio húmedo era el significado del producto del cansancio de otra larga espera antojadiza a ese alguien, que debía reaparecer otra vez abriendo esa puertita baja de hierro y chapa para pasar adentro de su casa, dándose la vuelta para cerrarla, cerrando el paraguas, sacudiendo con sus manos un poco la humedad de su piloto y la de un portafolios de cuero. Viniendo sonriente hacia su rostro que detrás del vidrio de esa ventana, ansioso aguardaba su llegada. Hoy, tampoco vendría, como ayer, como hace unas cuantas semanas.

     Y sus ojos lagrimosos pegados al vidrio se cerraron, y ella otra vez mas, suspiro, comenzando a cerrar, bajando lentamente su ventana, por otro día mas.


                                                          Fin 



De: Jorge Godoy
Buenos Aires 
Octubre de 2016


Estimado Lector muchas gracias, y será hasta la próxima entrada.